
Brenda Taveras
Educadora Musical, M.Ed.
Inicio este artículo invitándote a hacerte unas preguntas. Como mamá, papá, tú que estás leyendo, que tienes hijos o te ves en un futuro con ellos: ¿Qué quieres de tus hijos cuando crezcan? ¿Cómo los imaginas? ¿Cómo los quieres ver en un futuro?
Pienso en mis padres y me pregunto ¿Se sentirán ellos orgullosos de mí? ¿Me habrán pensado de esta manera?
Pienso en mis hijos y solo me llegan tres aspectos que bien identificó la educadora Shelly Davis sobre lo que los padres buscan para sus hijos:
- Felicidad
- Salud
- Personas que aporte en la sociedad.
¿Qué nos brinda la música en base a estos tres aspectos?
Felicidad.
Todos deseamos que nuestros hijos:
- Sean felices.
- Puedan desarrollarse en el ámbito laboral con algo les guste.
- Puedan crear su propia familia.
- Puedan cumplir sus sueños y metas
- Puedan alcanzar la felicidad absoluta.
Cuando un papá o una mamá entran a una clase de instrumento o estimulación musical, me fijo en sus caras y veo esa felicidad a flor de piel, al ver a sus hijos disfrutando de las clases. Toman fotos, graban videos y no se cansan de hacerlo. Esto mismo sucede al ver las presentaciones en el colegio de ocasiones especiales.
Años atrás cuando no tenía hijos no entendía muy bien esto. Lo notaba, pero no lo entendía. Hasta que vi a uno de mis hijos en una clase e inmediatamente quise capturar el momento. Ahí lo entendí todo.
Disfrutamos de su felicidad, sea grande o pequeña.
Brenda Taveras
Pero ¿Qué nos hace felices? ¿Aquello que tenemos? ¿Lo que está dentro o lo que está fuera?, ¿Qué nos brinda la verdadera felicidad?
Para algunas personas que todo sea perfecto es la felicidad. Muchos buscan esa perfección. Sin embargo ¿la perfección será real o más bien una ilusión?
Con esto no me malinterpretes, deseo y pongo todo mi empeño para que cuando un alumno entre a mi aula, pueda hurgar en él y sacar excelencia. Buscar juntos esa excelencia.
Por ejemplo cuando un niño está en su clase de violín, intentando esa asignación que le dejó su profesora una y otra vez. Puede que se frustre, sienta que no le va a salir nunca, pero la maestra lo impulsa y le recuerda no rendirse, así como en casa sus padres le motivan a seguir aún más.
Es importante reconocer que el niño cuando llega a presentar esa pieza que tanta práctica le costó, el logro es solo de él al final.
Aunque la profesora le haya dado las pautas y mamá haya practicado con él en casa, en la música a diferencia de otras materias, el niño se expone a un público, y él sólo sube al escenario, vence su miedo, seca sus manitas llenas de sudor, escucha el resonar de su corazón y toca, escuchando en su mente la voz de la profesora diciéndole “Aunque te equivoques, no te detengas, llega hasta el final”, y luego celebra su triunfo.
La celebración es importante para que esa felicidad sea completa. Celebra cada una de las victorias de tus hijos.
Brenda Taveras
En las clases, el niño aprende que la felicidad es balance, que nos esforzamos, lo intentamos, buscamos la forma de hacerlo mejor cada día.
Que puede lidiar en un futuro con un jefe que le devuelva el trabajo para que realice cambios una y otra vez, que puede encontrar relaciones que en algún momento tengan problemas pero no salir huyendo de ellos en el primer intento, conocer que son capaces de resolver conflictos y de enfrentarlos. Y que esto también trae felicidad.
Si piensas que eres demasiado pequeño como para hacer una diferencia, es que no has dormido nunca con un mosquito en la habitación. Proverbio africano
Salud
Cuando mi hermana, dio a luz a su segundo bebé, Manuel, lo pusieron en sus brazos y ahí en ese preciso instante se enteró de que había nacido con Síndrome de Down. ¿Crees que le importó? No, para nada. Más bien le importaba si se encontraría bien, si su salud no se vería afectada.
Manuelito estuvo en el hospital mucho tiempo antes de ir por primera vez a casa, ya que había nacido con dificultades y tuvo que ser operado innumerables veces. A su familia, a nosotros, solo nos importaba que estuviera bien y poder disfrutar de él.
Cualquier condición en la que se encuentre tu hijo, uno como madre los quiere ver siempre en salud. No los quiere ver sufrir.
Una salud no balanceada es un dañino acercamiento a la vida.
Y la salud no es solo física, también emocional, con nuestras relaciones, enfrentando los momentos difíciles, y no huyendo de las situaciones.
Mi amiga Valerie, nació con los cinco dedos de su mano izquierda y con solo dos dedos en su mano derecha. Ella decidió ser pianista. Para un pianista las manos son muy importantes y mayor aún la derecha.
Cuando la conocí en una de las Certificaciones de Orff Schulwerk, mi
mente limitada, se sorprendió de verla allí.
O sea tocar el xilófono podría ser fácil para ella, la batería, pero no, ella entre tantos instrumentos tocaba el piano. Y no solo lo tocaba, ella podía jugar, disfrutarlo, sacarle sonoridades increíbles al instrumento y dejarte sorprendida.
La música calma ansiedades, nos ayuda a ir coleccionando pequeños logros. Cuando a un alumno le presentan una pieza va aprendiendo poco a poco, repetidas veces la toca, hasta llegar a su final. Aprender música nos hace liberar estrés y cultivar la paz interior.
Personas que aporten en la sociedad
Aprendiendo música los alumnos desarrollan:
- Responsabilidad: en la práctica del instrumento para lograr su repertorio.
- Compromiso: con sus materiales, con sus clases. Muchos alumnos llegan en una época de “¡Ay! no me gusta el piano” esto suele pasar por dos cosas. 1. Porque en realidad no le guste, 2. Porque se esté poniendo más difícil y requiera aún mayor compromiso de su parte.
- Respeto: a través de las clases de música, se les enseña a ser respetuosos con su audiencia para un concierto y entregarles piezas que han sido verdaderamente trabajadas. Con el maestro en su práctica y sus padres en casa.
- Trabajo en equipo: que importante es saber lidiar con otras personas y poder obtener buenos resultados. Pues cuando los estudiantes tocan juntos a dueto o en un ensamble se ve reflejado en esa colaboración, conversación y ese enlace que debe haber existido entre esos estudiantes que deciden trabajar una pieza juntos.
- Pasión: ¿Cuántas personas hay en el mundo con falta de pasión? Sin saber qué quieren hacer con su vida, por qué hacen lo que hacen y sin inspiración. La música es un arte que alimenta la pasión y sea para dedicarse a ella o para ser un admirador, nos enseña a ir a los sentimientos, a rebuscar en nosotros mismos y a disfrutar de lo que nos brinda.
Cuando estoy trabajando un dueto con alumnos que no se conocen, primero les invito a conocerse a través de dinámicas que los hagan sentir cercanos, pues estarán tocando una pieza que debe sonar armonizada, y que deben sentirse que se escuchan mutuamente, sino pues sería un caso perdido.
“El hecho de que los niños puedan hacer música hermosa es menos significativo del hecho de cómo la música puede crear niños hermosos”. Cheryl Lavender
Al fin y al cabo, es maravilloso ver a nuestros alumnos presentarse dar de ellos lo mejor de sí, ser felices, saludables y aportando a la sociedad, pero el mayor espectáculo es ver cómo la música puede hacer de nuestros alumnos seres humanos hermosos.